top of page
a lush green hillside covered in trees and clouds_edited_edited.jpg

Descripción, letra y contexto de las composiciones

Las piezas están concebidas como un viaje, un ir y venir entre el campo y la ciudad, cada una refleja ese trayecto a través de la expansión y exploración de su tratamiento, formato y carácter.

image00686_edited.jpg

Letra

Pelo lacio al viento cuando caminás

ojos que han llovido y aún guardan su paz

sonrisa sincera, que sabe sanar

manos que entre el bronce, al viento se van.

 

En tu pecho fluye fuerza del caudal

aguas que despiertan su voz al cantar

tus pasos seguros no dejan dudar

y a contra tormenta, firmes seguirán.

 

En la mirada lleva la luna y un rayo del sol

corazón sin miedo a amar, que ante la duda logra claridad

siembra en mi alma su luz y calma, como flor de azahar

es guía en el viaje y compañera en el transitar.

 

Aunque el tiempo es duro, seguís sin temor

transformando el aire entre la ciudad

dibujando sueños en madera y metal

el sonido porta tu felicidad.

 

Las estrellas cuidan tu paso al brillar

te llevan segura con su alumbrar

entre la neblina, su luz estará

conectando el cielo de Bogotá y Popayán.

 

En la mirada lleva la luna y un rayo del sol

corazón sin miedo a amar, que ante la duda logra claridad

siembra en mi alma su luz y calma, como flor de azahar

es guía en el viaje y compañera en el transitar.

1. Manuela

dueto (voz y guitarra eléctrica)

Siempre he asociado la cultura de las montañas con la timidez, la simpleza, el silencio y la nobleza. Desde ahí nace esta pieza, concebida como una exploración musical del mundo interior, construida desde la intimidad y lo personal. El minimalismo en el formato y en la narrativa musical no es una decisión estética arbitraria, sino una herramienta para sostener esa búsqueda.

Elijo el formato de dueto por su aire íntimo, pero también por el reto que representa construir una sonoridad caucana a partir del tratamiento del arreglo, la escritura de las guitarras y las melodías vocales, sin recurrir a la percusión.

En el diseño del acompañamiento de guitarra busco evocar el andante de la tambora en el bambuco almaguereño. Escojo la tambora porque, en mi experiencia con estas músicas, he comprendido que es el instrumento que sostiene la identidad de cada aire. Para trasladar esa lógica a la guitarra, asocio los golpes del parche con las cuerdas graves y los del palo con las más agudas. Ese juego rítmico, llevado a lo melódico, me permitió trazar un contexto armónico que se desarrolla de forma progresiva, ganando densidad a medida que avanza el arreglo.

La línea melódica de la voz hace un guiño a la dinámica de las flautas de la chirimía campesina, no en su literalidad melódica, sino en su estructura, que se desarrolla a partir de ciclos de repetición, evocando la sensación de pedal propia de estas músicas. Las variaciones están pensadas desde lo lírico y lo seccional.

2. Refugio

quinteto (bajo eléctrico, guitarra eléctrica, saxofón soprano, voz y percusión)

La exploración musical continúa. Después de haber dado un vistazo al mundo personal desde la intimidad, damos un paso más. En mi visión, es un giro del interior al exterior, pero siempre manteniendo la conexión con lo personal. Por eso, me alejo ligeramente de mí mismo y me observo desde el hogar. El discurso literario ya no proviene del sentimiento íntimo, sino que se proyecta en una visión más amplia, en perspectiva. 

Musicalmente, esta visión interior sigue asociada con el contexto montañero, pero ahora desde el pasillo campesino.

Este aire musical conserva un color muy particular. A diferencia del pasillo conocido en el interior del país, se mantiene con un fraseo distintivo y una estructura rítmica que, para mis oídos, suena bastante atresillada, conservando la esencia del compás 6/8.

El formato de la pieza incorpora los timbres de la percusión tradicional, así como los golpes característicos. Sin embargo, la estructura armónica y melódica del tema cambia significativamente, ya que el apoyo de la percusión facilita la expansión de los límites estéticos. Esto me permite una exploración más profunda en cuanto a los elementos armónicos y melódicos. Por esta razón, la pieza incorpora cortes, solos y movimientos armónicos más dinámicos, que favorecen el desarrollo del tema.

Este tema representa el reto de crear un discurso musical mestizo que se vincule con la raíz caucana, manteniendo ese color tradicional, pero que al mismo tiempo dialogue con las dinámicas de las músicas urbanas contemporáneas. Aunque mi origen está en el Cauca, específicamente en Popayán, mi vivencia y formación también están profundamente marcadas por Bogotá. Me considero un músico urbano antes que tradicional, y este tema es una declaración de esa identidad. Es un intento de encontrar un lenguaje musical que no se quede atrapado en una sola esfera, sino que refleje mi experiencia y mi visión como creador.
 

image00005_edited.jpg

Letra

Como por casualidad
bajo la luz de un viejo abril
develando la verdad
hicieron nido en el sentir.

Se tendió la luna llena
como manto entre los dos
y entre sombras y suspiros
se forjó la conexión.

Despertó la misma aurora
convirtiendo el tiempo en flor
y en sus pasos el destino
entre trazos se escribió.

Fueron viento en el verano
fueron luz entre la sombra
y refugio en la zozobra.

Del torrente hasta el remanso
entre surcos y reflejos
siembran y tejen anhelos.

Con sus manos
como estrellas encendidas
tejen rutas del camino
donde el paso halla guía.

Detrás yo voy
siguiendo el rumbo que transitan
refugiándome en la luz
que marca el recorrer.

En vendavales fueron alas
sosteniéndome al partir

aún me elevan en su viento
y me envuelven en el aire del hogar.

Fueron viento en el verano
fueron luz entre la sombra
y refugio en la zozobra.

Del torrente hasta el remanso
entre surcos y reflejos
siembran y tejen anhelos.

Con sus manos
como estrellas encendidas
tejen rutas del camino
donde el paso halla guía.

 

image00047_edited.jpg

Letra

Mirando atrás

trazo senderos en el polvo del recuerdo

y con nostalgia de volver

busco el destello

de una alborada entre montañas

naciendo lento.

 

Busco encontrar

en cada curva del camino una señal

de aquella brisa vespertina

que en el ocaso se disipa

y en mi añoranza grabada está.

 

Llevo en la piel

susurros leves de los ecos que escuché

que se entrelazan en mi historia

y se refugian tras las calles

que hoy vuelvo a recorrer.

 

Sin decir adiós

entro en ausencia,

mientras en mí queda el anhelo de volver

a caminar bajo el sombrío

de guayacanes color amarillo.

 

No busco quedarme aquí

ni esperar

qué va a llegar

mientras el tiempo se decide estacionar.

Necesito avanzar

sin temor a despertar.

 

De la tierra al cielo

va mi caminar

del Cauca pa’ la niebla

del campo a la ciudad.

 

Si yo me voy

para el norte

me llevo mi viento.

 

Tenéme que ya voy llegando

de la ciudad blanca

donde el tiempo es lento

y la calma manda

pero traigo en la piel

el sol del Patía

y en el alma encanto

de su tierra viva.

 

Hasta el valle lleva la montaña.

3. Camino

banda (bajo eléctrico, guitarra eléctrica, piano, percusión, voz, trompeta, saxofón alto, saxofón tenor, trombón)

La exploración personal que da forma a esta pieza me conduce nuevamente a un discurso introspectivo. En esta ocasión, la mirada al mundo interior se nutre del recuerdo, buscando en el pasado las raíces de lo que hoy soy, lo que viví y lo que aún perdura en mi memoria.

Cuando hablo de la música del Cauca, no me refiero únicamente a la que se compone en esta región, sino también a aquella que ha logrado integrarse a nuestra cotidianidad. La música caribeña, en particular la cubana, ha jugado un papel fundamental en la cultura popular caucana, convirtiéndose en parte esencial del repertorio musical local. Su presencia en nuestra música ha sido tan natural que ha sido absorbida por el imaginario colectivo, tejiendo una conexión entre los sonidos del Caribe y las tradiciones propias del Cauca.

Cada vez que pienso en música cubana, pienso en mi abuelo, en  “Compay Gato”, en “El Hombre Misterioso” y en “El Muñeco de La Ciudad”. Cuba ha sido, en cierta forma, la banda sonora de mis paseos entre los cafetales de Piendamó y Popayán, entre los platanales y los maizales.

Para mi sorpresa, esta conexión no era solo una percepción personal. La influencia de Cuba en el Cauca fue tan profunda que hasta el son fue adoptado por las comunidades de los valles interandinos, adquiriendo un toque particular que lo hace distinto, pero aún así cercano.

En esta parte del proyecto, me interesa profundizar en esa conexión entre el Cauca y Cuba, explorando el juego entre lo tradicional y lo extranjero en este son de ida y vuelta. Sostengo el principio de que el son patiano es una interpretación local del son cubano, una apropiación creativa realizada por músicos interesados en esa sonoridad. 

Esta pieza representa una expresión “moderna” de esa reinterpretación, enriquecida por los procesos de globalización, el acceso a internet y el contexto contemporáneo que permite un contacto directo con las manifestaciones más actuales de la música cubana. Por eso, incluyo guiños a la timba, lo que me permite trabajar una progresividad estructural a través de distintas secciones y ambientaciones musicales propias del lenguaje timbero, como las bombas, los mambos y las líneas melódicas de los coros, que construyen su curva emocional y narrativa.

Se conserva el carácter brincado y atresillado propio del son patiano, al tiempo que se integran elementos de la rumba pacífica, con el propósito de anclar el discurso musical en una sonoridad caucana. Esta decisión estética responde a la intención de utilizar el ritmo como un puente simbólico y sonoro entre las comunidades afrodescendientes del Valle del Patía y de la costa pacífica. La selección de ciertos patrones rítmicos específicos, junto con el uso de timbres tradicionales de la percusión, permite dotar al arreglo de una identidad estética y una localización geográfica más precisa.

De esta manera, se mantiene un eje identitario claro, sin renunciar a la posibilidad de incorporar otras influencias musicales. El objetivo no es una reproducción literal de las tradiciones, sino la creación de un diálogo entre expresiones afrodiásporicas que históricamente han sabido encontrarse, resonar y entrelazarse en esta región.

Líricamente, la pieza problematiza el vínculo con la tierra, el paisaje y la memoria afectiva que estos evocan. Se plantea un cruce entre lo programático y lo sensorial, entre lo que se describe desde lo visible y lo que se percibe desde lo íntimo. La letra se construye como una búsqueda en el recuerdo, un retorno a lo vivido desde la sensibilidad del presente. Hablar en primera persona no responde solo a una elección estilística, sino a la necesidad de habitar la experiencia.
 

4. SL-28

banda (trompeta, trombón, saxofones: alto, tenor y barítono, percusión, bajo eléctrico, guitarra eléctrica, voz y piano)

Es la última pieza del proyecto y marca el cierre de la exploración del mundo interior. La narrativa lírica da un giro hacia el diálogo con una segunda persona, adoptando un tono más extrovertido. Esta apertura se refuerza con un formato instrumental amplio, que sostiene una expresión musical más abierta y comunicativa, por eso, busco representar un estado de clímax armónico, tímbrico y textural. 

Esta pieza se asocia con el carácter afro diaspórico de las músicas caucanas, por eso, en su construcción estética trato de apelar al pacifico, al ritmo y a la corporalidad. 

Se llama así porque en este punto de mi vida se me hace inevitable generar vínculos entre música y café. 

El SL-28 es una variedad desarrollada por Scott Laboratories en Kenia, se dice que es una hibridación entre mokka y borbón, un tipo de café, sinónimo de calidad.

Recuerdo haber probado un par de veces la variedad en un par de tiendas, una en Popayán y otra en Bogotá. Me llama la atención la diferencia de los perfiles, a pesar de ser la misma variedad, cuando la probé en popayán era intenso, frutal, achocolatado, atributos que asocio con el carácter rítmico, corporal, bailable y agresivo de la música.

El SL - 28 de Bogotá era todo lo opuesto, delicado, floral y herbal, atributos que asocio con el tratamiento armónico y melódico sofisticado, muy influenciado por el jazz.

Esta metáfora, me llevó a construir la pieza pensando en contrastes, en equilibrios y en complementación de texturas, me gusta pensar que esta pieza puede ser otro perfil de SL - 28, quizás un punto intermedio, como un proceso honey o semilavado, capaz de conservar tanto la contundencia y el ruido como la delicadeza y la sutileza.

Aunque la letra no se centra en el café, mantiene algunos guiños que permiten sostener ese vínculo temático. El tono es introspectivo y con una carga de misticismo, algo que fue planteado desde lo programático, tomando como imagen un cultivo de SL-28 en un entorno húmedo, fangoso y de altura.

La segunda persona invocada en la letra puede leerse como tierra, memoria o cuerpo. Pero más allá de lo físico, la pieza explora una dimensión simbólica ligada al misticismo de la africanidad, presente tanto en lo musical como en la herencia cultural caucana.
 

image00039_edited.jpg

Letra

Si fuera un brillo escondido

Si fuera fuego callado

detrás tuyo yo estaría

brillando, brillando.

 

Como naufragio de estrellas

en la luz de un sol de oro

por el río cuando alumbra

y se espeja en lo más hondo.

 

Si vos me arrancás del árbol,

dejáme caer al suelo

laváme en agua de cielo

y secáme con el viento

 

pa' que el aire me acaricie

con el arrullo del monte

Si me dejás en la tierra

mi raíz a vos se aferra

 

Si vos te alejás

te llevás mi suelo

y si me soltás

me arrastra el invierno.

 

Si me sacudís

dejás lo que pesa

y si me movés

florezco en la niebla.

 

Cuando me escuchés

sabrás lo que queda

fuego entre los pies

y la voz me quema

 

Si me quebrantás

me vuelvo ceniza

y si me esparcís

me voy con la brisa.

 

Si alguna vez te despierto

no es para quebrarte el sueño

es pa' que abracés el viento

como si fuera el recuerdo.

 

Cuando el río se despierte

y se sacuda el silencio

la noche va a abrir los brazos

y a sentarse junto al tiempo.

 

Me escondo en el ojo de agua

mientras el caudal florece

sumergido en el arroyo

entre el barro y la corriente.

 

Nos vamos hacia lo hondo

para escuchar el murmullo

que se esconde entre la selva

y deja el camino solo.

 

Si vos te alejás

te llevás mi suelo

y si me soltás

me arrastra el invierno.

 

Si me sacudís

dejás lo que pesa

y si me movés

florezco en la niebla.

 

Cuando me escuchés

sabrás lo que queda

fuego entre los pies

y la voz me quema

 

Si me quebrantás

me vuelvo ceniza

y si me esparcís

me voy con la brisa.

© 2024 por Juan Jose Rosero. Creado con Wix.com
 

bottom of page