A mis padres, por su amor constante, por creer en mí y por el apoyo incondicional que me sostuvo durante todo el proceso.

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A Manuela, por su compañía cercana y su cuidado, por ayudarme a conectar con los músicos y por aportar a la música desde los saxofones.

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A Andrés, por ser cómplice en la búsqueda creativa y por su apoyo en la mezcla y la masterización.

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A Juan David, por la guía respetuosa que me ayudó a entender y ordenar lo vivido para convertirlo en proyecto, y también por sumar a la música desde las percusiones.

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A cada uno de los músicos que pusieron su talento, su tiempo y su energía en este proceso.

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Al cafecito, por haber acompañado las jornadas largas de trabajo.