La Transcripción
La escuela del jazz ha tenido una influencia destacada en mi desarrollo formativo y artístico, lo que me ha llevado a reflexionar sobre los métodos de aprendizaje con los que me siento más conectado y de los que obtengo mayor provecho. La transcripción, en particular, se ha destacado como una herramienta esencial para mí, pues me permite desentrañar las ideas musicales de manera directa y concisa. Por esta razón, la considero un eje fundamental al abordar cualquier expresión musical.

Transcribir implica una selección cuidadosa de lo que resuena con mis preferencias y refleja los juicios de valor que consolidan mi identidad musical. Este ejercicio debe abordarse desde la experiencia consciente, identificando las frases que destacan por su relevancia musical y su carácter discursivo, como si fueran textos, evitando patrones repetitivos y concibiendo la música como una expresión poética formada por múltiples sentencias interconectadas.
Este proyecto se enfoca en decodificar músicas que poseen un color distintivo y una poética única, sustentada en su fraseo y riqueza rítmica. En estas tradiciones, lo que se plasma en la partitura no equivale a lo que realmente se escucha; es necesaria una reinterpretación constante para capturar su esencia viva.
Aebersold (1992) sostiene que, en música, el tiempo tiene una cualidad flexible, con pequeñas variaciones que oscilan en torno al pulso. A partir de esta idea, es posible definir el fraseo como un microrritmo que introduce extensiones o compresiones de tempo, transformando la interpretación de lo escrito. Este fenómeno se manifiesta con mayor claridad al considerar el ejemplo de la corchea en el swing, donde el ritmo escrito exige una reinterpretación que trasciende los límites de la notación convencional. Por esta razón, es necesario incluir anotaciones interpretativas adicionales, tratando de capturar con mayor precisión las particularidades del fraseo de las músicas campesinas del Cauca establecidas en los sistemas sonoros mencionados anteriormente.
Teniendo esto en cuenta, podemos afirmar que en estos casos una transcripción también puede considerarse una traducción. Traducir implica cambiar de idioma, lo que conlleva un desplazamiento de un punto A a un punto C, mediado por un punto B que representa al traductor: su mundo interior. Como señala Octavio Paz (2012) en el ámbito literario, una buena traducción deja huella.
Una transcripción es efectiva cuando resulta accesible y facilita la interpretación y la lectura. Por ello, es crucial considerar la inclusión de textos técnicos que permitan materializar las indicaciones abstractas. Quien observe la partitura debe integrar el texto como parte esencial de ella; quien desee interpretarla, inevitablemente, deberá leerlo.
Para este proyecto, las transcripciones son mucho más que meros tecnicismos, son métodos para desarrollar, responder preguntas y entablar conversaciones. Al entender que cada transcripción es también una traducción de lenguajes, estoy transformando el lenguaje tradicional en un lenguaje urbano popular. Ese cambio pasa a través de mi mundo interior, por eso también hablo de mí. La conexión entre el ensamble de flautas, de violines, de marimbas y el jazz, atraviesa mi experiencia interna, es decir, no se trata únicamente de una transcripción técnica, sino de una traducción poética.